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Mente inquieta, pensamiento anárquico, curiosidad infinita, dibujar con la mente en blanco, condicionarlo todo, desterrar las verdades absolutas… Qué habría sido de nosotros si Galileo no hubiera tenido dudas, si Henry Ford no hubiera condicionado la funcionalidad del coche de caballos, si Adrià no hubiera deconstruido la tortilla o si Steve Jobs no se hubiera re-imaginado el presente.

Si hablamos de ausencia de estilo en INteriorismo obligatoriamente hemos de plantearnos, replantearnos, en cada proyecto, un reinicio conceptual. Esto sería ideal, pero lo que aquí planteamos es otra cosa, no la conveniencia sino la posibilidad. ¿Es utópico creer que podemos desnudarnos mentalmente en cada proyecto? ¿Es posible carecer de estilo en interiorismo? Podríamos extender la pregunta a cualquier rama del diseño.

Te cuento un secreto. Estamos trabajando en el proyecto más personal y especial que nos hayan encargado nunca, por el momento no puedo decir más, lo entenderás cuando lo veas. El caso es que estamos buscando herramientas que nos permitan desterrar creencias, olvidar deseos subconscientes, replantearnos viejas idealizaciones. Pero llegado el momento siempre acabamos en un mismo lugar. Cualquier solución contiene información y por ende, lo queramos o no, adolece de estilo.

Me gustaría que participaras en este artículo y expusieras tu postura en los comentarios (más abajo), me serían de gran ayuda. Me planteo las preguntas pero de momento no tengo respuesta clara. Sigamos…

Quizá la carencia de estilo tenga que ver con la desnudez absoluta, conceptual, física, mental… Hace unos días Fernando Gallardo, analista de tendencias y crítico de hoteles del diario El País, planteaba en una de sus charlas que el mayor impedimento para la innovación son los protocolos, información previa que coarta la libertad creativa.  Los protocolos, según Gallardo, nos anclan en la antigüedad, y —esto es de cosecha propia— nos imponen cierto estilo.

Te propongo un juego. Observa las siguientes imágenes con detenimiento.

¿Existe la ausencia de estilo en interiorismo? Retratos de Thomas Ruff

Son retratos del venerado fotógrafo alemán Thomas Ruff. Ruff retrata de la forma más aséptica posible, despersonalizando, si cabe, a las personas, de forma que estas se conviertan en cosas. Rostros fríos, sin fondo, congelados, de frente, como en una foto de carné. Cero información. Pero… ¿consiguen estos retratos, a priori carentes de información, no transmitir un estilo? ¿No es este tipo de retrato un estilo en sí mismo? Afinemos un poquito más, ¿no es la ausencia de estilo un estilo en sí mismo? Ruff cuenta con infinidad de seguidores/imitadores, quizá esto aporte cierta luz a la cuestión.

Por cierto, entre las fotografías se encuentra un retrato del propio Ruff (arriba, tercero por la derecha). ¿Eres capaz, en este instante, de mantener tu mente en blanco cuando lo observas? Seguro que no. No es bueno ni malo. Pero ahora mismo si fueras fotógrafo estarías condicionado a la hora de retratar.

Me obsesiona que nuestros trabajos no se reconozcan como nuestros. Que carezcan de estilo, solo así podrían estar dotados de personalidad propia.

Odiamos las etiquetas, escuelas o modas y huimos de cualquier tipo de atributo inmóvil, genérico o absoluto. Por el contrario amamos los espacios con personalidad, atemporales, inclasificables… aquellos que nacen de un folio en blanco de verdad. No un blanco roto.

Es improbable alcanzar este estatus cuando te enfrentas a un proceso creativo condicionado por una estética, por un ego creativo —muy común en esta profesión— o cualquier otro aspecto que interfiera en el proceso en su fase embrionaria. Un diseñador debe enfrentarse a la problemática del diseño totalmente desnudo, virgen y sin artificios. Pero insisto, ¿es posible?

La razón por la cual tienes un estilo de diseño es la razón por la cual no has resuelto el problema del diseño. Charles Eames.

Es fácil entender que la frase de Eames en una de nuestras citas de cabecera.

Pues bien, para el proyecto en particular del que te hablaba son muchas las preguntas que nos hemos planteado ¿Cómo sería un espacio carente de estilo?  ¿Es posible diseñar un volumen sin connotaciones estéticas? ¿Podemos conceptualizar un espacio sin comunicar valor alguno? ¿A qué huelen las nubes?

Por favor, lo de las nubes no me importa, pero para el resto necesito tu ayuda. Dame tu opinión, comenta más abajo o responde con un tuit.

El proyecto está en marcha. Pronto, a la vista de los resultados, podremos avanzar en las conclusiones.

Actualización: aquí está el resultado >> «Querido empresario, esto es INteriorismo»


Las frases del artículo en tuits

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