¡Qué cabrón! ¡Hostia qué bueno! y alguna expresión más de tosca sonoridad, similar a las anteriores, suponen la mayor aspiración de alguien que se dedica al diseño. Ahora mismo quizá pienses que me he vuelto loco, pero si tu mundo está cercano, de alguna manera, al vilipendiado concepto de la creatividad me entenderás, y si no me entiendes te compadezco, pues tienes mucho camino por delante. Por suerte he oído esto en alguna ocasión, aunque debo reconocer que me gustaría escucharlo con más frecuencia, pero te puedo asegurar que suena a música celestial.
Por cierto, antes de que sigas y para que no te confundas, te diré que este artículo va de diseño.
Como ya sabrás me encantan los fogones. Esta semana mientras cocinaba veía en las noticias al gran Jordi Roca (@jordirocasan), cocinero/repostero en el «mejor restaurante del mundo», dicen, el Celler de Can Roca (@canrocaceller). Para muchos, Jordi también es el mejor pastelero del mundo, y en esta ocasión hablaba de uno de sus postres, una genialidad bautizada como «Gol de Messi». En vez de explicarte su composición te dejo con un vídeo —lo siento, solo he encontrado este y no tiene mucha calidad— en el que podrás ver al propio Jordi cocinando una jugada de Messi. Presta atención al final.
No soy una persona propensa a los tacos, pero ante la gran cantidad de humo a la que nos estamos acostumbrando hay ocasiones en las que no encuentras expresiones a la altura de obras como esta. Cuando un profesional creativo logra obtener expresiones de este calibre puede estar seguro de que ha ingeniado la solución de la excelencia.
Después de años trabajando en diseño tengo claro que mi objetivo es lograr que el objetivo de mis clientes esté más cerca después de mi intervención. Soy un solucionador, y dentro de las infinitas soluciones posibles a un problema o necesidad, hay infinitas soluciones deficientes, unas pocas buenas soluciones y solo una solución excelente. Cuando la encuentras recibes un ¡qué cabrón!
Hace tiempo confiamos la gestación de nuestra imagen corporativa a la agencia quattro idcp (@quattroidcp), por aquel entonces sólo teníamos una relación profesional con ellos, hoy somos grandes amigos, y tanto Orlando como yo solemos decir que es una de las mejores decisiones que hemos tomado hasta el momento. Al bueno de Jaime Conde (@jaime_conde), director general de la agencia, después de ver diferentes propuestas simplemente buenas, le comentamos que queríamos algo diferente, rompedor, singular, representativo. Algo extraordinario, no solo bueno. Luego nos enseñó un pavo real que nos enamoró desde el primer momento. Aquello sí éramos nosotros. ¡qué cabrón Jaime!
Por suerte he experimentado esta sensación muchas veces, en uno y otro sentido. Por supuesto en infinidad de ocasiones con mi admirado Ferrán Adrià (@ferranadria), la primera vez que vi el Pabellón del Reino Unido para la exposición de Shanghái 2010 de Thomas Heatherwick, cuando vi el que para mi es el mejor gol de la historia, obra del mago Ibrahimovic aún en el Ajax, o nuevamente cuando tuve la suerte de ver en directo a Jordi Roca preparando su espectacular «Helado de Masa Madre» y aquello comenzó a moverse.