Si buscáramos las razones de esta habitual «confusión» podríamos decir que, en muchos casos, se utiliza la denominación «proyecto de interiorismo» como un mero eufemismo, una manifestación decorosa cuya franca expresión, es decir «asesoramiento», resultaría contraproducente para los intereses del vendedor. De la misma manera que en política se pergeñan construcciones orales tan incongruentes como «crecimiento económico negativo», o se sustituye sin rubor alguno «rescate» por «préstamo en condiciones muy favorables», algunos prefieren llamar «proyecto de interiorismo» a un simple «asesoramiento».
Estableceremos las diferencias fundamentales y conceptuales entre los dos productos —hecho objetivo— para, posteriormente, intentar deducir las motivaciones —hecho subjetivo— que llevan a la «confusión».
No entramos a valorar el grado de exhaustividad de cada profesional en su trabajo. Como es lógico, cualquier asesoramiento es susceptible de acercarse cuantitativamente a un proyecto de interiorismo, de la misma manera que un proyecto de interiorismo puede resultar deficiente y reducirse a un mero asesoramiento, y en ocasiones ni eso.
Diferencias entre un proyecto de interiorismo y un simple asesoramiento
Como productos aislados ninguno conlleva virtudes o defectos per se. En sí mismo, un asesoramiento no es ni bueno ni malo, y lo mismo ocurre con un proyecto de interiorismo. Simplemente son cosas diferentes. Lo que ya resulta menos ético es intentar engañar al cliente confundiendo conceptos.
1) Un proyecto de interiorismo es un todo. Un asesoramiento solo es parte
Un proyecto de interiorismo es un proyecto de arquitectura al que le faltan únicamente los cálculos estructurales y de instalaciones, aunque estas últimas se definen prácticamente en su totalidad, al menos en todos aquellos aspectos que afectan a la estética resultante. Es decir, un proyecto de interiorismo es un completo manual de conducción para llevar un espacio de la nada a la entrega de llaves, ya sea este un espacio comercial o un espacio residencial, y dado un estado inicial cualquiera; bien el local se encuentre diáfano o «de obra», bien se encuentre perfectamente acabado para otros objetivos diferentes a los actuales.
Sin embargo, un asesoramiento solo incluye partes de un proyecto de interiorismo. De entrada, si un local se encuentra diáfano o «de obra» requiere sí o sí un proyecto de interiorismo para llegar a la entrega de llaves. Es cierto que desde el punto de vista semántico alguien podría llegar a denominar «asesoramiento completo» a un proyecto de interiorismo. Éticamente lo considero reprobable, pero si el contenido y la información para el cliente es clara y concisa la denominación es lo de menos, aunque conceptualmente se trata de productos diferentes.
Por poner algún ejemplo, se podrían ofrecer asesoramientos de color, de distribución del espacio, de iluminación, elección de materiales… o la combinación de varios de ellos. Si hablamos de la totalidad de asesoramientos posibles, entonces hablamos de proyecto de interiorismo.
Un proyecto de interiorismo incluye todos los asesoramientos posibles y necesarios, y debe considerarse, más que como un asesoramiento, como una prescripción completa. Un proyecto de interiorismo parte de un profundo análisis de la situación y objetivos de la actuación, no hay que olvidar que el diseño interior es un medio y no un fin. Continuamos por una adecuada conceptualización genérica del área tridimensional que concluye en una distribución volumétrica del espacio. Elección de materiales y métodos o detalles constructivos, estudios de colores, acabados, definición de todas las instalaciones, entre ellas la iluminación, de especial importancia, relación/interacción con imagen corporativa, diseño de mobiliario y/o elementos singulares, adaptación presupuestaria, etc…
A continuación se enlaza la página de proyectos de INteriorismo EStratégico de este estudio.
2) Un proyecto de interiorismo tiene que ver con un concepto genérico. Un asesoramiento solo es una adecuación parcial
En alguna ocasión, pocas la verdad, hacemos asesoramientos puntuales. A veces por economizar o como respuesta a una situación transitoria se hace necesario solucionar una problemática puntual y para eso se recomienda un asesoramiento. En realidad un asesoramiento es una solución temporal. Una técnica que pudiera resultar eficiente si se tiene claro su carácter interino y se utiliza conscientemente como recurso de supervivencia.
Hace poco un cliente nos planteaba que había arrendado un local comercial para desarrollar su actividad de pastelería creativa. El local había sido una panadería y necesitaba adaptarse a su nueva situación. Pero el cliente tenía una opción de compra y no quería realizar inversiones fuertes en el local hasta no ejecutar la mencionada opción y disponer del local comercial en propiedad. Algo perfectamente entendible. Mi recomendación, en este caso, un asesoramiento centrado en un restyling —palabra que odio— con la mínima inversión posible.
El estado y disposición del local era inaceptable para el desarrollo de la nueva actividad, sin embargo no era el momento de realizar la inversión y acometer un proyecto de interiorismo integral. En este caso, lo asumimos y recomendamos un asesoramiento, pero OJO, sin perder de vista el objetivo final. Que la actuación presente no incremente la inversión posterior por incompatibilidades con los objetivos futuros.
Una frase que suelo utilizar a menudo es que un buen diseñador no escatima en folios, o lo que es lo mismo, un buen interiorista no debe dejar de analizar un espacio completo y resolver sus necesidades genéricas amparándose en que solo le han encargado parte de ellas. El que así actuara lo haría negligentemente, ya que podría estar causando incompatibilidades futuras. Nuestro deber sería avisar al cliente y que este actúe consecuentemente según sus objetivos y situación.
3) Ambos persiguen objetivos, pero un asesoramiento trata de esconder una realidad
En un asesoramiento no hay planteamiento genérico de los objetivos del negocio —hecha la matización anterior—, se plantean solo objetivos parciales puesto que no disponemos de recursos para intentar alcanzar el cenit. Cada caso tiene sus particularidades. En ocasiones solo se actúa sobre revestimientos superficiales, en otros sobre el mobiliario específico, fachada, iluminación… Normalmente, dada la interinidad, recomendamos actuar lo mínimo posible, con la menor inversión, siempre y cuando resulte eficiente.
Este tipo de asesoramientos esconde una realidad. El caso comentado con anterioridad escondía el deseo o incapacidad temporal para ofrecer al cliente la imagen y funcionalidad que en realidad nos gustaría, aplazando este objetivo a la compra del local.
Fundamentalmente, no hacemos más asesoramientos por dos razones: (1) en términos relativos un asesoramiento resulta bastante más caro que un proyecto de interiorismo y (2) es frecuente que el cliente confunda los resultados. Es decir, que encargue un asesoramiento esperando los resultados de un proyecto de interiorismo.
https://twitter.com/ivancotado/status/590480310770499584
Conclusiones de la confusión
Alguien me dijo una vez que «cuando no entiendas una situación seguro que detrás está el dinero». Evidentemente cada caso es un mundo, pero si la confusión es intencionada, detrás está el propósito de vender aquello que no puedes o no estás preparado para hacer, o bien de cobrar más por aquello que en realidad vale menos.
Esto no deja de ser una interpretación personal, claro está. Pero las diferencias comentadas son objetivas. En cualquier caso, ante la información completa y trasparente no hay definición que se resista. Como cliente te hago una recomendación, olvida si te ofrecen un proyecto de interiorismo o un asesoramiento y pregunta qué incluye lo que te ofrecen y cuanto cuesta.
Imagen: Uwe Kils Wikipedia Commons
Continuar escribiendo «Un proyecto de interiorismo es un proyecto de
arquitectura al que le faltan únicamente los cálculos estructurales y de
instalaciones, aunque estás últimas se definen prácticamente en su
totalidad, al menos en todos aquellos aspectos que afectan a la estética
resultante». Claro como el agua.
Esto me recuerda al proyecto en el que estoy involucrada ahora mismo…
Una
gran empresa Alemana nos encarga unas oficinas. Para ellas trabajamos
conjuntamente con un Doctor Arquitecto de otra empresa que se encarga de
los cálculos e instalaciones (que solucionen nuestra estética
resultante)…
Presento mi propuesta «Koncept», quedan encantados.
Pero al arquitecto todo esto del interiorismo… Not clear. Estamos en
contacto para planos etc. porque tenemos que «definir», más allá del
concepto, nuestro proyecto de interiorismo..
El mismo arquitecto,
de la otra empresa contratada que ha hecho el edificio, nos intenta
enchufar trabajo de detalles técnicos de instalaciones que pertenecen a
su trabajo… no se si por despistarnos, desbancarnos y hacer mal ver
nuestro trabajo (de cara al cliente principal porque el «death line» o
tiempo de entrega es muy ajustado…) y así proyectar él el interiorismo
de manera más «practica». La cual seria también mas rápida – no se si
me explico – un arquitecto sin afinidad al detalle interior va «a por
faena», es decir, trabajar las instalaciones y la parte técnica, cuatro
mesas, que todo funcione y arreando).
En fin, que no es que no
podamos solucionar la «parte técnica», en nuestro estudio tenemos
arquitectos. Pero el pack contratado es solo de Interiorismo, si nos
salimos de eso seria otro precio… Menos mal que el cliente principal
sabe lo que quiere y entiende como funciona el tema. Así que seguimos
adelante!!
Aunque no comento siempre (por que soy de meter rollo)
me voy pasando. Sigue trabando y escribiendo. No puede faltar un Blog
como este para sentirnos motivados y entendidos para seguir adelante.
Saludos desde la Selva Negra,
Eva Sáve
Gracias Eva, y tú sigue visitándonos 😉
Respecto a lo que comentas, no te cortes, me gustan los «rollos», como ves en los artículos, nosotros también los metemos.
En cuanto a los arquitectos… qué te voy a contar. A muchos creo que les está sucediendo lo que a los pintores de cámara cuando surgió la fotografía, el miedo les hace cometer acciones impropias de profesionales.
Saludos desde un rinconcito de España.
La palabra clave en este caso y en la mayoría de las situaciones en que se nombra algo cuando en realidad se está diciendo otra cosa es la Ética. Y el ingrediente de base que desvirtúa, degenera tan poderoso como necesario vocablo el dinero. Sin ética personal y por ende profesional se cae fácilmente en confusiones y eufemismos. No nos hagamos los principiantes, todos sabemos donde está la ética a poco que «escuchemos».
Por eso me gusta tanto Ivan leerte, más allá del tema que tratas en tus post o mejor antes del «tema» está tu ética. Tan poco habitual.
Gracias por lo que me aportas! Un saludo desde Valencia.
Gracias Tanya, no sabes lo reconfortantes que suenan tus palabras. Un saludo desde «el otro lado».
😉
Hola acabo de encontrarte y me gusta mucho lo que dices aunque encuentro muchas matizaciones.
En lineas generales me parece que llamar a algo proyecto de interiorismo sin dar detalles es un poco equivoco igual arrogarse la autoridad para definir que es y que no es un proyecto de interiorismo. Siguiendo con tu simil, un dacia Logan de 1980 es un coche como lo es un Tesla pero cada uno tiene unas caracteristicas. Es evidente que hay elementos básicos que se deben incluir, 4 ruedas, motor, volante asientos.. pero no esta tan claro que sea necesario el traccion a las 4 ruedas, ordenador de abordo, GPS, control de presion de neumaticos, asistente de aparcamiento, 300cv…
En el caso del proyecto hay estudios que por su organización le vende a los clientes fases y estudios que el cliente no va a poder aprovechar o van a ser innecesarios. Siguiendo otro de tus similes el interiorista no escatima en folios, pero tampoco un proyecto se juzga al peso. Todos queremos trabajar en proyectos insignia con grandes presupuestos que permitan dedicación y detalle en el proyecto pero hay proyectos en los que no van a aportar valor. Lo mas importante es ser transparente y el resultado final será el que diga si el proyecto era el adecuado.
Otro de los aspectos que quiero remarcar del articulo de las artimañas del interiorista y de la guía de costes que publicasteis es que igual que dar un precio por m2 es engañoso, cobrar por PEM también. En el primer caso esta claro que es engañoso por lo que explicas pero el segundo lo consideras en tu guia de honorarios, no solo tu sino que muchos estudios lo preveen asi y me da la impresión de que es una herencia de los arquitectos. El nivel de trabajo y complejidad de un trabajo no es directamente proporcional al coste calcularlo en proporcion al gasto tambien provoca distorsiones similares al de recibir comisiones.
Bueno me despido agradeciendo tus reflexiones y espero las siguientes con interes.
Hola Óscar,
Ante todo gracias por comentar. He de decir que estoy de acuerdo contigo casi en la totalidad de tus comentarios. Si bien resulta difícil ir respondiendo frase a frase, pues provienen, intuyo, de diversos artículos, sí te digo que en genera estoy muy en tu línea.
Como bien dices, hablas de matizaciones, y tal como habrás leído en este mismo post, son tan necesarias para precisar como la propia generalización para aclarar y resultar transparente en un escenario de clara y pretenciosa confusión. Habrás leído más arriba que, en mi opinión, «cualquier asesoramiento es susceptible de acercarse cuantitativamente a un proyecto de interiorismo, de la misma manera que un proyecto de interiorismo puede resultar deficiente y reducirse a un mero asesoramiento, y en ocasiones ni eso»; como ves, todo es matizable.
Por otra parte considero como tú que en la Honestidad y transparencia está la clave, incluso hemos escrito un libro sobre «Hinteriorismo» 😉 No considero que haya estudios que «vendan» a sus clientes proyectos con «fases y estudios que el cliente no va a poder aprovechar o van a ser innecesarios» sino más bien que un cliente decide comprar un determinado producto sobre el que anteriormente se ha informado y ha comparado. Pero claro, la clave vuelve a estar en esa transparencia y en que, en ocasiones, el cliente no compra un producto, sino aquello en lo que lo convierte. Y esta cuestión no depende, como bien dices, del peso del proyecto ni de sus características técnicas.
Respecto a nuestra «Guía de Fases y Honorarios» decirte que, por una parte, tiene cerca de 10 años y está, obviamente, desactualizada. Por eso ya no se entrega salvo algún enlace que pueda quedar por la red. Decirte que se ha descargado por miles y plagiado por decenas, que sepamos. Y que solo pretendía ser eso, una guía, y en ese sentido, aunque matizable, seguramente el PEM sea un buen indicativo de complejidad y carga de trabajo para el interiorista. Claro que hay otros complementarios, pero no uno mejor que lo sustituya. Si lo conoces soy todo ojos. Como ves gran parte de nuestras acciones van en este sentido, aclarar y acompañar. Y, por tanto, en la necesaria generalización para elaborar aquella guía, se asumían ciertos errores.
Considero como tú que un proyecto no se mide al peso. Llevamos dos décadas escribiendo sobre interiorismo y luchando precisamente por lo contrario. Si has entendido que mi apuesta es por la cantidad en detrimento de la calidad, o bien soy un perfecto inútil o bien debes prestar más atención a lo que lees.
Lo dicho, muchas gracias por tu compañía y aportes.