Ser INteriorista es jodidamente interesante. Es resolver situaciones más o menos complejas aquí, en la Tierra. El cielo y los Mundos de Yupi los dejamos para el arquitecto. Los cuadros y las cortinas para el decorador, y la estricta normativa sobre formatos de pintura en las cavernas para los Colegios.
Ser INteriorista es lidiar con «clientes» que piden un «lavado de cara» cuando quieren un «cambio de sexo» a precio de un «corte de pelo».
Ser INteriorista es tener paciencia, es esperar. Esperar la musa, esperar la idea, esperar al cliente, al de verdad, que los hay, no al que te hará perder tiempo y energía.
Ser INteriorista es regalar, es ser generoso. Tan generoso como idiota. Regalar tiempo y paciencia. Regalar formación. Regalar sonrisas. Regalar ideas. Para muchos un INteriorista es como una enciclopedia de ideas. Creen que con una caña y una visita al espacio en cuestión —eso sí, cuando salen del trabajo— las ideas brotan cual geranio en primavera.
Ser INteriorista es demostrar. En cada esbozo, en cada conversación, en cada anteproyecto, en cada idea… Ser interiorista es dar de comer y jugarte la cuenta en el postre.
Ser INteriorista es ser veloz. Veloz como un guepardo y preciso como un arquitecto, de interiores claro. Dibujar papeles no requiere tiempo, solo es ponerse. Tener ideas tampoco, están en la enciclopedia. Ahora, poner un ladrillo encima de otro ya exige tiempo, experiencia y talento. Al menos eso dicen.
Ser INteriorista es aceptar que te juzguen por lo que se ve. Lo que hay detrás de la pintura no sale en las fotos. La pasta que se ahorra tu cliente tampoco. Todo empieza y acaba en un «no me gusta», o lo que es peor, en un «me gusta» que te deja en blanco.
Ser INteriorista es ser permeable. Aceptar que tus clientes han estudiado en la misma universidad que tú y, por supuesto, con mejores notas. Tú analizas, tú imaginas, tú dibujas… ellos deciden. A veces es difícil entender por qué te contratan.
Ser INteriorista es asumir riesgos. Riesgos impuestos por el «quiero algo diferente» sin caer en la cuenta de que solo el valiente se atreve a ser diferente. Porque para ser diferente hay que imaginar, hay que crear, hay que volar y nunca pisar tierra firme. Ser INteriorista es ser diferente per se. Copiar es más fácil y seguro, seguro de fracaso.
Ser INteriorista es ahuyentar las modas creadas por «decoradores» al servicio de mercaderes del gusto. Es retorcer el destino para no cruzarse con el ego de algún arquitecto despistado huyendo de las artísticas goteras de su «obra».
Ser INteriorista es luchar, luchar contra el desconocimiento, luchar contra el descrédito, contra el vendehumos, el cuelgacuadros, el artista, el aprovechado, el dibujante, el colocamuebles. Ser interiorista es ser valiente, de nuevo. Volar. Volar. Volar y luchar, aquí, en la Tierra. Ya sabes.
Ser INteriorista es ser honesto. No engañar. No engañar. No engañar. Ser interiorista es resolver problemas a través de la prescripción. Es encontrar la mejor solución. Ser interiorista es diseñar y prescribir, diseñar y prescribir, diseñar y prescribir. Prescribir y diseñar es otra cosa. Prescribir y diseñar es, simplemente, comisionar. Prescribir y diseñar es engañar. Eso no es ser interiorista.
Ser INteriorista es invertir. Invertir tiempo en ver, observar, analizar y charlar un rato… y «que me des unas ideas». Ser interiorista es dar, ofrecer y aceptar que se espera de ti una genialidad, un amplio y despejado espacio en el trastero, un zulo iluminado o una escalera plana. Algo que te haga merecedor del designio, de que te hayan elegido por delante de la sobrina del tío, aquella con tanto gusto.
Ser INteriorista es ser todo esto. Es Ser. Y para Ser, es necesario ser libre. Ser INteriorista es… Ser Libre.
Imagen Joshjanssen.
Muy buen post. Soy interiorista, y lo has descrito a la perfección. No somos arquitectos, no somos decoradores, pero tenemos parte de ambos.
Hola Ana, prefiero pensarlo de otra manera. Ellos tienen parte nuestra, pero no son interioristas. Nosotros sí 😉
Saludos y gracias por pasarte.
Buena descripción Iván.
Por suerte existen clientes que sí saben y valoran nuestro trabajo, no son fáciles de encontrar pero existen. Y sí, un interiorista puede aportar valor a la sociedad, pero si es difícil encontrar un cliente aún más es contratar un proyecto con valor social.
Llenar la nevera en muchos casos nos limita a lidiar con todos esas personas que no entienden que es un interiorista y el valor que puede aportar, tanto a nivel económico como en la calidad de vida de las personas.
Saludos
Totalmente de acuerdo Daniel. Está claro que la nevera lo dirige todo, pero hay diversas formas para (intentar) llenarla. Es algo similar a lo que ocurre en el fútbol, ¿resultados o buen juego? Yo creo que no es necesario elegir porque, normalmente, el buen juego lleva, antes o después, a los buenos resultados.
Saludos y gracias por pasarte.
Hola! No lo has podido describir mejor, Iván!
Yo también soy interiorista, y aunque sí hay clientes que aprecian nuestro trabajo, por desgracia la sociedad en general aún no nos valora como debería… Seguiremos luchando y esperemos que esto cambie lo antes posible…
Enhorabuena por el post! Saludos!
Hola Rocío, lo que siempre digo, como colectivo, tenemos un problema de COMUNICACIÓN.
Perdón por las may. Saludos y gracias por pasarte.
Hola Ivan, ¿Como podemos alzar la voz y dar a conocer lo que es nuestro trabajo? estoy muy frustrada …
Todos los puntos de tu articulo desgraciadamente son verdad, siempre das en el clavo, pero reconozco que hoy me he reído 🙂 gracias
Hola Miriam, bienvenida de nuevo.
Me entristece leer sobre tu frustación, me alegra haber provocado una sonrisa y desearía que mis pensamientos, que por otra parte solo son los míos, funcionaran como acicate, no como bandera blanca.
No estamos derrotados. Ni mucho menos. Como dice el artículo tengo muy buenos clientes, y muchos compañeros también. Lo único que ocurre es que hay gran parte de esta sociedad que no conoce lo que hacemos. Que sigue creyendo que colgamos cuadros.
¿Cómo se soluciona? Sencillo. Comunicando. Comunicando nuestra propuesta de valor colectiva ¿Y quién se encarga, o quién debería encargarse? Sencillo. La Colectividad, es decir, el Colegio Profesional. ¿Se hace? No. Bien por falta de medios, bien por desconocimiento, bien porque creen/deciden que hay otras líneas de actuación prioritarias.
¿Qué hacemos? Crear nuevas colectividades con propósitos claros y definidos, y funcionamiento automático. Sencillo en cuanto a lo teórico. Difícil y laborioso en cuanto a lo práctico.
Hacia finales de mayo 2018 se celebrará en Málaga un Congreso de Interiorismo en el que se tratará esta cuestión. Coincidiendo con el Día Internacional del Diseño de Interiores habrá mesas redondas y unas charlas a las que tengo la suerte y el honor de haber sido invitado. Este precisamente es uno de los temas más interesantes a abordar. Te recomiendo le prestes atención.
Pero hay más. En la pequeña parcela particular que cada uno tenemos, hoy en día tenemos muchas herramientas para comunicar. Hagámoslo. Utiliza las redes sociales, no tengas miedo en hablar, discutir, compartir contenido, etc. Como bien suele decirse, de qué serviría poner huevos si luego no cacareas 😉
Un abrazo Miriam. Y arriba ese ánimo.
Hola.
Soy interiorista. Actualmente trabajo de jefe de estudios en una constructora. A veces hemos tenido clientes muy abiertos al diseño de sus viviendas y he logrado seducirles mediante las herramientas que dominamos los de nuestra estirpe, como el estilismo, los acabados, perspectivas, etc. Otras veces solo es una cuestión puramente económica y sienten que el diseño solo encarece. Que quiero decir con esto. Pues que el merito del interiorista es lograr que un cliente potencial y desinteresado por estas artes, a las cuales considera solo un sacaduros, se enganche de manera irremediable y logres cambiar su percepción de las cosas. Por lo tanto, ser interiorista en conseguir enamorar……Ser interiorista es ser un seductor…
¡Saludos¡
Cierto Nacho, algo de seductores debemos tener, al igual que los espacios que diseñamos. Respecto a los clientes, suelo decir que te definen mejor los que dejas pasar que aquellos con los que finalmente colaboras.
Un saludo y gracias por pasarte.
Hola soy Interiorista y diseñador Industrial, las dos profesiones, Me pareció un poco dramático el toque, pero tiene mucho mas transfondo que un decorador, y mas libertad creativa que un Arquitecto, no solo diseñamos interiores, diseñamos espacios cercanos a las personas, jardines, parques, restaurantes, hoteles, entre otros.
Esa lista es interminable. Hospitales, iglesias, bancos, centros comerciales, sillas, mesas, lápices, barcos de recreo, teatros, eventos… Uno puede sentirse cómodo en uno u otro lugar, pero al fin y al cabo todo, insisto, todo es diseño.
Que razón! Cada punto describe al menos uno de los clientes que he tenido. Mucha paciencia y ganas hay que tener en este oficio.
Un saludo!
Cierto Ferrán, pero de eso vamos sobrados 😉
Saludos y gracias por pasarte.
Excelente articulo; sensato y muy real, comparto cada palabra ,ser interiorista y mas aun serlo en un país latinoamericano es complicado pero el ser valiente y volar como dices es lo que al fin de cuentas te permite mostrar resultados y salir adelante.
Que un articulo te saque mas de una sonrrisa es realmente inspirador, gracias!!!
Gracias Ángela, no se puede aspirar a nada más bonito: «sacar una sonrisa».
Un saludo desde el otro lado del charco 😉
Querido Iván, gracias de nuevo por ofrecernos un tema que fomente el sanísimo debate.
Ya lo he compartido, primero porque estoy de acuerdo y segundo porque, aunque no lo estuviese creo que reflejas el punto de vista de muchos compañeros de profesión.
Sin embargo tengo la sensación de que nos dejas solo la cara A del asunto. Permíteme aprovechar la oportunidad para contar yo la cara B.
Un interiorista es un afortunado. Es uno entre un millón. Uno que ha tenido la suerte de dedicarse a lo que le gusta – y si, digo la suerte, porque muchas personas se levantan temprano cada día para hacer durante 8 o 10 horas un trabajo que aborrecen.
Un interiorista es un servidor público. Mejora la calidad de vida de los que lo contratan y mucho más allá, la de aquellos que usan sus espacios, miles de desconocidos que ni nos conocen ni les importamos lo más mínimo. Ellos sí nos importan. Lo demostramos aplicando criterios estéticos, ergonómicos, ecológicos y mil más en todo lo que hacemos.
Un interiorista es un creador de oportunidades. Oportunidades para clientes, contratistas, técnicos, operarios, montadores que durante una mayor o menor porción de sus vidas se dedicarán a materializar lo que poco antes era abstracto. Oportunidades de crear, en sentido literal, materializar, hacer un buen trabajo, y sentirse satisfechos por ello.
Un interiorista es un creador de riqueza. Porque convierte la materia prima inanimada en algo nuevo y vivo, mucho más valioso que antes. Con un tablero de DM y dos litros de laca podemos hacer maravillas.
Podría seguir, pero no quiero aburriros con mi optimismo.
Solamente otra anotación: cada cual nos dedicamos a lo que nos dedicamos, y no es necesario satanizar a quién no ha tenido la suerte de dedicarse a esto. En mi lista de colaboradores hay arquitectos, aparejadores, decoradores, ingenieros, infógrafos, delineantes, y otros muchos no-técnicos que también aportan lo suyo, como carpinteros, tapiceros, pintores, etc…Cuando iniciamos un trabajo lo hacemos en equipo, cada uno se dedica a lo que sabe hacer, y trabajamos en perfecta armonía. El complejo de Dios de algunos profesionales ha desaparecido con la crisis y los nuevos profesionales, jóvenes titulados que han vivido las vacas flacas en sus casas, están deseosos de aprender y colaborar con cualquiera que tenga algo que aportar.
Conclusión: Sonríe querido Iván, que se diría que estés enfurruñao! Sigue disfrutando y no te olvides de lo afortunados que somos, a pesar de todo! 😉
Gracias por pasarte Carlos. Estoy de acuerdo contigo casi al 100%. Y digo casi porque no soy persona que se conforme con aquello que puede mejorarse, aunque solo sea un poquito. Y esto, como bien reconoces, tiene mucho margen de mejora. No hay más que ver la repercusión del artículo. Así que sí, estoy enfurruñado, pero también me siento responsable, dentro de mi pequeña parcela, siento que no podemos cruzar los brazos y dejar que todo fluya. Debemos actuar y cambiar lo que no funciona.
Por otra parte, claro que soy feliz, me dedico a algo que me llena, colaboro en la mejora del espacio, tengo fantásticos clientes y excelentes colaboradores, entre ellos algún arquitecto.
Soy perfectamente consciente de que cada vez que generalizo cometo una injusticia, quizá lo haga más a menudo de lo recomendable y me cargue el nivel crítico de elegancia una y otra vez, y otra, y otra… Pero, querido amigo, como mantiene Alfons Cornella, si cuando hablas no molestas a nadie, es que no has dicho absolutamente nada. Y dados los tiempos que corren, hay que molestar para movilizar. No hay otro camino.
Dicho esto, claro que soy feliz, claro que soy afortunado. Buscaré la forma de escribir sobre ello molestando y publicaré algo sobre la «cara A».
Un saludo y gracias por tu magnífico aporte.
Hola Carlos, me alegra muchísimo saber que un diseñador de interiores este feliz… no es mi caso he perdido todo el entusiasmo y fuerza, no veo salida.
Gracias por tu optimismo.
Como de costumbre muy acertado Iván.
Al igual que los comentarios precedentes.
Hay muy buena hornada de nuevos interioristas que ven esta profesión en versión 2.0.
Estoy seguro que nuestra labor acabará haciendo efecto en esta sociedad española tan necesitada de innovación y sensibilidad.
Que sigan apareciendo clientes de los de verdad aunque sea de vez en cuando. Siempre digo que no hay buenos proyectos sin buenos clientes. Sin los últimos nada sería posible…
Abrazos y optimismo.
Hola Santi,
Lamento el tono pesimista que, parece, ha dejado el post. Para nada soy pesimista sino al contrario. Tan solo quería constatar una realidad y mantener el pulso de trabajo. Quedan muchas cosas por cambiar, mucho por mejorar, e insisto, como colectivo necesitamos implementar una nueva comunicación, una nueva forma de llegar a la gente, que conozcan, y por tanto valoren, nuestra labor.
Pero soy optimista, y feliz. Tengo muy buenos clientes y muy buenos colaboradores. Estoy donde quiero estar y con quien quiero estar. Pero hay que seguir trabajando por un mejor interiorismo.
Un saludo Snti. Sigamos.
Me ha encantado. Divertidísimo y totalmente realista! Sin duda gratifica mucho encontrar por escrito (y tan bien expresado) todo lo que sentimos en nuestro día a día. Felicidades!
Gracias por vuestras palabras y por hacernos compañía 😉
Saludos.
Sencillamente genial!!… En dos palabras Ivan, BRA-VO 😉 Hacía mucho tiempo que no leía un post tan acertado, tan bien descrito y sobretodo con ese enfoque tan personal. Felicidades.
Pues muchas gracias Jesús.
Aunque, además de dar en el clavo con mayor o menor acierto, procuramos que cada cosa que hacemos, en este caso un texto, sirva para poner nuestro granito de arena en la mejora de «algo», en este caso, nuestra querida profesión de interiorista. Si ha servido, al menos, para concienciarnos y hacer frente común a este grave problema de comunicación sectorial, pues me doy por satisfecho.
Un saludo y gracias por pasarte.
Imposible describir mejor mis sensaciones diarias.
Gracias por ponerlas sobre el papel.
Gracias a ti por pasarte Emma. Un saludo.
No soy decoradora, y no sabría decirte si es un manifiesto de humor ácido o negro… pero como interiorista te doy la enhorabuena. Me siento identificada a cada párrafo.
Gracias Laia. Saludos.
Hola a todos,
Gracias ante todo, Iván, por transmitir con tanta claridad lo que muchos pensamos a pesar de que, en mi caso, la perspectiva desde la que veo todo esto cambia un poco ya que no soy interiorista… sino arquitecto… pero tranquilo que no vengo a sembrar polémica, sino a acercar posturas y a mostrar que hay excepciones que (por suerte) confirman la regla 😉
He de reconocer que me da mucha pena que sea ésta la imagen que damos los arquitectos… seguro que los profesionales que crecieron como tal hace unos años, durante el boom el ladrillo, tienen otra visión del asunto más supraterrenal… y lo veo respetable, pero los tiempos han cambiado y quiero creer que hay muchos más compañeros que piensan como yo.
Al igual que entre auxiliares, enfermeras y médicos no exiten esta clase de rencillas, me gustaría ver pronto que de una vez por todas los profesionales del diseño, vengamos del ámbito que vengamos, aprendemos a respetarnos y a hacernos respetar… porque sino, mientras tanto, los únicos que seguirán beneficiándose de estas disputas absurdas serán los albañiles que ejercen de aparejadores, las vecinas especializadas en revistas de decoración que saben mejor que nosotros lo que se lleva, los comerciales que se creen project managers y demás pirañas hambrientas… en definitiva, los que están logrando convencer a la sociedad de que «no hacemos falta».
Por suerte para mi, mi socio no es arquitecto. Es diseñador industrial, especializado en el diseño de mobiliario, de iluminación y en arquitectura efímera, y el hecho de venir cada uno de un extremo de la cuerda ha hecho que aprendamos a trabajar de un modo mucho más permeable y transversal, más amplia… y más sobre el terreno… fórmula que, dicho sea de paso, muchos compañeros no terminan de entender, pero que a nosotros nos encanta. Y a los clientes, que al final es lo que importa.
Haciendo referencia a lo que comentas en el post, me identifico mucho más con los profesionales que trabajan desde la Tierra que con los que lo hacen desde los «mundos de Yupi» (donde, dicho sea de paso, también se puede encontrar a algún que otro interiorista despistado :P).
Soy de las que cree que, como comentaba alguien por aquí, no hay malos ni buenos proyectos sino clientes para todos los gustos… pero también hay profesionales de todas las clases…
Ahora somos precísamente nosotros los que debemos de «reeducar» a la sociedad para que comprenda que somos necesarios, no accesorios, y que no hay nada mejor que encontrarse con un cliente de los que son exigentes pero a la vez saben que para resolver esta clase de asuntos deben acudir a un profesional (que para algo estamos) y dejarle hacer (que para algo somos los que sabemos cómo).
Saludos desde Asturias
Hola María,
Aunque parezca extraño, estoy completamente de acuerdo contigo. Y, en cierto modo, debo pedirte disculpas. Siempre que se generaliza se comenten injusticias, y probablemente este texto esté lleno de ellas. Pero créeme, no hay más camino que este a la hora de escribir en un blog e intentar remover conciencias con el único objetivo de posicionar esta profesión donde se merece y trasladar a la sociedad el verdadero valor que intentamos aportar algunos.
Y digo «algunos» porque claro, como bien dices, muchos interioristas también viven en la nube, otros «engañan», otros comisionan, otros pretenden ser artistas, etc, etc. Seguramente yo mismo cometa alguno, o todos, estos errores, pero me gusta replantearme las cosas, me gusta optimizar los planteamientos, desandar y retomar sendas, explorar otras posibilidades y pienso que no hay más camino que la críticas sincera de las cosas que están mal.
En este sentido, es evidente que hay buenos y «refundados» arquitectos. Faltaría más. Es obvio. Pero no es menos cierto que es una profesión que necesita, en general, replantearse su posición en la sociedad, sin acaparar, sin encumbrarse donde ni puede, ni debe, ni le interesa y focalizando su valor diferencial que, dicho sea de paso, es de un nivel extraordinario. Es, quizá, simple y llanamente, una decisión estratégica. Esto es solo mi opinión.
Resumiendo, en todas las casas se cuecen habas, en todos los sectores hay buenos y malos profesionales, pero para reflejar una realidad de forma contundente hemos de generalizar y, en este artículo, no hago más que reflejar la sensación general que tengo del entorno y, como podrás comprobar por la amplia repercusión, coincide bastante con las sensaciones del sector.
Mi hermano Orlando, ingeniero de formación, cuya mujer es enfermera, suele mantener que «en este mundo está Dios, luego están médicos, arquitectos y abogados, y luego el resto de mortales». Por su profesión ha tratado con bastantes arquitectos y a abogados, y por su mujer tiene conocimiento de las muchas rencillas entre enfermeras, auxiliares y médicos (en esto tengo que contradecir tus palabras) que trabajan en un mismo equipo, por ejemplo en una misma planta. Y esta es su triste visión que, como la mía, es injusta por generalizada, pero que, por experiencias propias, tiene mucho de real.
Como bien dices, hay excepciones que confirman, por suerte, la regla en ambos sectores, pero, en general, muchos han de bajar del púlpito por el bien de todos. Debemos centrarnos de una vez por todas en focalizar nuestro valor diferencial como profesionales y eso repercutirán en una mejor posición para todos y por ende en grandes beneficios en forma de mejores trabajos colaborativos para el cliente.
Un saludo María, disculpa el «ladrillo» de respuesta y muchas gracias por pasarte a debatir, cosa que, por otro lado nos encanta, y nunca rehuimos la polémica, es más, la buscamos, es sana y necesaria para avanzar.
Saludiños desde Galicia.
Simplemente genial !!!
Gracias por contar lo k todos pensamos , y lo más sorprendente , pese a todo , a todo y a todo de lo que describes con tanta exactitud , sabes lo que pienso , que todo esto nos hace más fuertes dia a día y que la motivación , y el cariño por nuestra profesión es superior a todas estas adversidades ( que son muchas el día a día ) .
GRACIAS desde Donosti !!!
Lo re-publicare y seguiremos tu consejo de que opine la gente , que siempre es constructivo .
Gracias Ricardo. Te agradezco la difusión y el aporte. Un saludo.
La verdad es que hay que agradecerte que compartas y difundas las labores de un interiorista.
Por desgracia en nuestro país es un concepto que aún se desconoce. No se si os ha pasado, cuando entras en una conversación:
-¿A qué te dedicas?
-Soy Diseñadora/or de Interiores
-Ah! ¿Decorador?
En ocasiones para evitar la confusión digo que soy Arquitecta de Interiores, pero da igual, porque lo confunden con Arquitectura.
No tengo nada en contra Ni de los Decoradores ni de los Arquitectos. Pero siento una rabia profunda cuando no se aprecian los 4 años de carrera, el esfuerzo, y ya no hablamos de la inversión.
Por no hablar de que estos estudios se imparten en centros apartados y no en las universidades… se nos llama » estudios artísticos NO universitarios» Y para rematar, con la crisis, cada vez las profesiones se mezclan más. Me molesta bastante que arquitectos que antes «eran superiores por tener más estudios» ahora me quiten el trabajo (Y OBVIO QUE GENERALIZO). Pero los que amamos esta profesión debemos aportar nuestro granito y que se nos reconozca.
Ojala Aunque sea utopía, suceda algún día lo que en otros países, y es que cada profesión tenga su hueco, sin mezclarse.
Hola Sandra, la verdad es que no tengo nada que añadir. Coincido contigo hasta en la última coma. Y además lo has explicado perfectamente.
Solo añadir, si me lo permites, que pensamos que la solución a todos estos males pasa por una mejor comunicación, particular y colectiva. La gente ha de saber qué hacemos exactamente y cómo podemos ayudarles.
En algún momento se me ha pasado por la cabeza crear/componer algún tipo de ente que, «simplemente», se encargue de esta labor colectiva. Ya que el que ahora existe no lo hace.
Un saludo y gracias por pasarte.
Magnífico post Iván, un reclamo claro a la ofensa constante que tenemos en esta profesión…Muy identificado con cada Ser…y lo que conlleva.
Gracias! Lo comparto.
Gracias a ti Sergio. Por pasarte y por difundir.
Un saludo.
Hola, mi nombre es Rodolfo, soy Venezolano y vivo en México, no se porqué pero si creo que diseñar, crear, aprovechar espacios, luz y dar vida a un ambiente es lo lió, comencé en Venezuela cuando por allaaaaaaa en 2003 compré mi primer departamento, diseñe la cocina en esos tiempos (creo yo) eran tendencia las líneas curvas y proyección abstracta de luces, pues así sin.más sólo lo que tenía en la testa salió a flote y el maestro de obra me escuchaba las ideas y ponía cara de tailandés, es decir no me entendía un coño, pero bueno.luego de laboriosidad explicaciones y buscar materiales que nadie más se le ocurriera, colores que nadie más tuviera hice mi primer frankestein le quedó de lujo era simplemente «diferente» , mis vecinos iban a mi microdepartamento de 47m2. Sólo a ver mi cocina, luego seguí una que otra cosita hacia «diferente» y siempre (modestia aparte) me quedaba bien, pues bueno toda esta historia es para decirles que me apasiona diseñamos interiores y pronto lo haré Dios mediante, mi profesión aunque no haya estudiado ni poquito del tema, (para ser sincero hasta ahora me voy a empapar un poco más, noooo quiero decir muchísimo más, ) quiero hacer de esto mi trabajo y con algo de suerte, con la buena de Dios y el apoyo de mi familia a mis casi 40años emprendedores este reto con la esperanza de realizar eso que dicen, si amas lo que haces no es un trabajo es un placer. Espero me manden buenas vibras y suerte.
Pues nada Rodolfo. Tú lo has dicho: ánimo y mucha suerte.
Completamente identificada con todas las reflexiones sobre interiorismo, soy arquitecta y muy seguido me encuentro en situaciones similares con mis clientes. Me gustan tus artículos ya que trabajo principalmente diseñando interiores, agradezco que los compartas.
Hola Hildelisa, gracias por pasarte y dejar tu comentario. Siempre viene bien un poco de compañía, y más si estamos conectados por el mismo «sufrimiento».
Un saludo.
Iván, una vez más pones palabras a nuestros sentimientos diarios. Nosotros ahora también estamos pensando en tomar nuestro tiempo para los proyectos y tratar de no dejarnos llevar por las prisas, espero que un día nos lo consigamos y nos lo valoren. Un saludo
Será difícil el camino. Pero seguro que merecerá la pena Jordi.
Un saludo y suerte.
Iván ¡lo mejor que he leído en la última década o dos!! servida en bandeja de oro,que tanto se lleva ahora, y que me ha hecho reír por no llorar de esta nuestra divertida e irónica profesión que me genera esa misma perplejidad sin importar los que lleves ejerciéndola.La consultora gratuita, del buen gusto a la carta de todos los usuarios, formados o no…y un largo etc.
Un placer leerte.Gracias!
Wow! Mil gracias por tus palabras Martina. Todo un impulso para este viernes de confinamiento.
Va un brindis por el INteriorismo 😉