La intención principal del cliente era mejorar en calidad de vida, optimizar el confort en el desarrollo de su trabajo diario, sentirse satisfecho con su profesión… En definitiva, ser feliz trabajando en «la clínica de mis sueños».
INteriorismo EStratégico como fuente de riqueza empresarial y vital
El gran potencial del INteriorismo EStratégico radica en que es capaz de colaborar en la consecución de cualquier tipo de objetivo, siempre que esté claro. El diseño estratégico resulta de utilidad incluso ante los deseos más ambiciosos. Como este, en el que se busca la «felicidad a través de la calma y el sosiego en el trato con el paciente».
La paleta cromática se centra en los tonos claros y asépticos, dado el sector sanitario de actividad, con excepción del marrón corporativo, que es el único branding que se permite el diseño, además de las sugerentes curvas que evocan la actividad y esencia de la clínica y conforman la relajante atmósfera.
Desde el punto de vista mercadotécnico las curvas que conforman el espacio responden a dos aspectos fundamentales para el negocio. Por una parte cumplen con una función capital del marketing: la diferenciación competitiva. Sin duda, la atmósfera generada en la clínica a partir de la conceptualización volumétrica curvilínea resultará una seña de identidad inconfundible.
Esto tiene implicaciones estratégicas y económicas directas, pero además influye de manera sustancial en la percepción de marca, que redundará definitivamente en la fidelidad de los clientes, revirtiendo nuevamente en rentabilidad económica. En definitiva, aun sin buscarlo, el INteriorismo EStratégico siempre incide positivamente en la marcha de un negocio y el recuerdo de una marca.
Por otra parte, las curvas le aportan relevancia al mensaje clínica-paciente, porque la curva representa la vida. En el imaginario colectivo no hay nada que sugiera con mayor contundencia la vida que una barriga (curva) de embarazada. A través de estas formas conseguimos generar un mensaje relevante y directo que se instala en el subconsciente del paciente, dando soporte a un trato cercano, trasparente, honesto y placentero.
De este modo se resuelven 3 de las claves del buen marketing estratégico: diferenciación de la competencia, relevancia en el mensaje para un potencial cliente ideal, e intensidad en los atributos de marca más representativos. En este caso «profesionalidad, calma y cercanía» en el trato con el paciente, que se consigue con espacios íntimos y dedicados.
La iluminación también resulta fundamental desde el punto de vista estratégico. En su apartado general se conforma de manera sutil, agradable y funcional, con grandes foseados y luces indirectas que acompañan y enfatizan el espacio curvilíneo dibujado por la distribución volumétrica. Se complementa esta con iluminación de acento funcional y técnico en las principales zonas operativas, como consultas, aseos, almacenes y zonas administrativas.
Un aspecto a cuidar especialmente en espacios sanitarios es la fricción con el paciente. Así, se suavizan los puntos de contacto reduciendo las disposiciones jerárquicas, por ejemplo, descubriendo la parte inferior de los mesados, lateralizando las relaciones en la medida posible o aligerendo algunos paramentos divisorios.
En definitiva, se proyecta una clínica de ginecología y obstetricia que otorga cobijo a la profesionalidad y funcionalidad necesaria en cualquier actividad sanitaria, pero que destaca especialmente por la sosegada y sugerente atmósfera escenográfica generada en torno a la relación con el paciente.