Hay lugares que te suenan de siempre. Y sin embargo, algo en ellos te sorprende.
Arraigo es uno de esos sitios. En plena Plaza de Vigo, este restaurante hace que entrar sea tan natural como quedarse. Su interior no solo acompaña la vida de la plaza, la prolonga, la transforma… y la viste de calidez.
«Lo de siempre no tiene por qué ser siempre igual.»
Arraigo nace con una idea muy clara: que lo de siempre no tiene por qué ser siempre igual. Por eso, el interiorismo estratégico de Iván Cotado transforma este restaurante en una prolongación acogedora de la plaza, diseñada para invitar —de verdad— a entrar.
Se ha replanteado por completo la distribución del espacio. La barra deja de ser el centro para pasar al fondo, y eso lo cambia todo: el comedor se abre, gana amplitud, flexibilidad y confort. Y en la entrada, un punto de servicio pensado para atender tanto a los de fuera como a los de dentro hace que el local funcione con agilidad, sin interferencias.
Los materiales también hablan de esa fusión entre tradición y actualidad. El suelo cerámico en espiga recuerda los adoquines de la plaza. La madera de pino y la pintura a la cal aportan esa sensación de hogar, de refugio, de calidez sencilla. Y los textiles a cuadros, en tonos vivos, aportan ese toque nostálgico reinterpretado que conecta con lo cotidiano sin caer en clichés.
A nivel visual, la gran altura del local se aprovecha para jugar con la iluminación. Las luminarias suspendidas no solo ordenan el espacio, sino que aportan ese contrapunto contemporáneo que hace que el conjunto no se quede en lo rústico, sino que respire sofisticación.
Y como siempre en nuestros proyectos, el diseño es belleza, sí, pero también estrategia. La circulación está pensada para que el equipo trabaje cómodo. Las mesas se adaptan a diferentes grupos y momentos del día. La fachada se ilumina con sutileza, para atraer sin gritar. Todo tiene un porqué. Todo suma a una experiencia.
Arraigo no quiere parecer un restaurante gallego de los de siempre. Quiere ser uno que lo parezca… pero mejor. Que te suene, pero te sorprenda. Que no grite, pero se quede contigo.
¡Larga vida a Arraigo!
Fotografías realizadas por Iván Casal.