No toques ¿Por qué tocas?.- Maderas, metales, piedras, cerámicos, incluso pinturas o papeles. Todos ellos materiales constructivos con un denominador común: La textura. Si bien años atrás el mercado demandaba estos mismos elementos con acabados lisos y una paleta de colores reducida, en la actualidad las texturas y terminaciones naturales con movimientos y diferentes tactos o matices se han convertido en tendencia.

No toques ¿Por qué tocas?Queramos o no, todos observamos aunque sea por el rabillo del ojo las modas y productos trending. Hemos dejado muy claro nuestro recelo por ello pero en ocasiones resulta inevitable «caer» y los gustos personales del momento acaban coincidiendo con el mercado. Actualmente nos está pasando algo así. Debe ser el poder del marketing.

Hemos llegado a un punto en el cual es tendencia reutilizar, reciclar, con mayor o menor criterio estético o funcional. Todo vale en el movimiento Vintage -creen algunos-, diseñando locales más próximos al garaje de un enfermo con Diógenes que a un espacio comercial concebido por un profesional, o al menos por una persona con gusto o mano para la decoración o el interiorismo.

Pero como en casi todo lo malo, siempre se puede extraer un pequeño matiz positivo. En este caso, y hablo desde lo personal, me quedo con la proliferación de nuevas texturas y acabados o con la recuperación de muchas de ellas que habían desaparecido de los catálogos de producto más habituales.

Estábamos en un punto en el que prácticamente se había perdido el tacto en los acabados. Todo era plano, liso y la riqueza natural de los productos más básicos e inmediatos (piedra, madera y metal) se había perdido. Hemos vuelto a nuestros orígenes, a lo primario, y ahora sí, no sólo elegimos acabados con la vista si no que los tocamos y acariciamos para sentir su textura, su acabado, su piel, su vida.

Personalmente, entiendo que por deformación profesional, no puedo evitar el tocar absolutamente todo cuando entro en un espacio nuevo para mi ¿Por qué tocas? Como diría el bueno de Amador en “La que se avecina”. Para sentir su tacto. Una simple caricia dice mucho, muchísimo. Aporta información de temperatura (frío-cálido), funcionalidad (mantenimiento simple o complejo), resistencia mecánica (rayado, moldeable, etc) e incluso información acústica (acentúa o atenúa la reverberación), etc. De algo a priori tan insignificante como una textura, la cantidad de aportes a parte de los estéticos que podemos extraer para el diseño de un espacio son infinitos.

Dicho esto y como comentamos anteriormente, no hay mal que por bien no venga, ¿no? Aunque no sean de nuestro agrado los movimientos estéticos y particularmente el Vintage, al menos y gracias a él, podré seguir tocando y disfrutando de las caricias.

Imagen: Verano y mil tormentas. vía Compfight cc

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