‘La Caseta’, más que un restaurante
La gran superficie de restaurante, casi 900 m² entre interior y exterior, se fragmenta en 3 espacios diferenciados para, por un lado generar entornos con carácter propio y por otro, permitir que en momentos de menor afluencia no se perciba un local vacío, pudiendo sectorizar algunos de los salones.
El espacio principal se organiza como una verdadera feira galega, mesas corridas se alrededor de varios pequeños puestos, la barra principal, la pulpeira y el puesto gourmet.
Junto a este salón principal se encuentra la Carballeira, con un espectacular techo que evoca las copas de los árboles en este tipo de bosque tan galego. El techo evoca las hojas de los árboles pero a través de multitud de platos de pulpo teñidos en tonos verdes y suspendidos en un entramado irregular que cuando se ilumina adquiere tintes mágicos. ¿Otra metáfora arquitectónica en un proyecto de Iván Cotado? Maderas de pino teñidas revisten las paredes y pilares, a modo de fuertes troncos, y acaban por trasladarnos a aquellas romerías tan típicas de las fiestas de verano al aire libre.
Un último salón nos lleva al interior de una lareira, en la que una gran chimenea rodeada de granito silvestre del país, pero con un acabado abujardado y un despiece actualizado, genera un reservado muy acogedor con vistas a la calle principal y, lo que es más importante, que luce a la calle principal y configura el efecto reclamo que todo negocio necesita. Esto es INteriorismo EStratégico.
Como no podía ser de otro modo, el branding de marca tiene especial protagonismo en un proyecto de INteriorismo EStratégico. La Caseta se traslada al espacio a través de diferentes elementos. Algunos muy presentes como las ilustraciones que cubren el espacio y otras más sutiles como la traslación del logo a los techos de vigas de madera, que emulan por un lado los toldos tradicionales de puestos de feria y desdibujan el logo de la imagen corporativa. Además, múltiples elementos tradicionales se integran para crear elementos funcionales, otorgando un lenguaje único y personal al espacio.
La paleta cromática del local bebe de las mismas influencias, colores de la naturaleza envuelven el espacio y son los elementos de mobiliario y barras las que se tiñen del color propio de la marca. El objetivo en este caso es generar impactos de marca que personifiquen la experiencia y fomenten el recuerdo.
La iluminación del local se resuelve con diferentes estrategias según cada espacio. En la zona principal la iluminación se integra en las vigas de madera del techo, en el salón reservado se apoya la iluminación con luz indirecta que aporta calidez al espacio, y la carballeira se llena de luz con guirnaldas de bombillas al más puro estilo festivo que se respira en el local.
En cuanto a materiales y acabados, destacar el panelado de abeto rusticado de Grupo Molduras y el granito silvestre abujardado acercando la tradición al lenguaje actual.
En definitiva, a través del diseño interior y del buen hacer de la marca y las personas que forman parte del equiipo, conseguimos generar un restaurante que reinterpreta la tradicional forma de consumir Pulpo á feira, actualizando materiales y composiciones, e introduciendo en el conjunto referencias festivas que generan una experiencia única y actual en torno a un plato que es toda una religión en Galicia.
¡Larga vida a La Caseta!
Fotografías realizadas por Héctor Santos-Díez.