Cuando me hablan de arquitectura para discapacitados siento una especie de frío interior que me recuerda las duras y contundentes reflexiones del gran Souto de Moura, premio Pritzker 2011 conocido por algunos como «el genio de la arquitectura sostenible», cuando en una entrevista concedida al diario El País en 2007 le preguntan si creía que la arquitectura sostenible era un problema de ricos. Moura responde de forma tajante (copio y pego):
«[La arquitectura sostenible] Es un problema de malos arquitectos. Los malos arquitectos se organizan siempre con temas secundarios. Dicen cosas del tipo: la arquitectura es sociología, es lenguaje, semántica, semiótica. Inventan la arquitectura inteligente —como si el Partenón fuese estúpido— y ahora, lo último es la arquitectura sostenible. Todo eso son complejos de la mala arquitectura. La arquitectura no tiene que ser sostenible. La arquitectura, para ser buena, lleva implícito el ser sostenible. Nunca puede haber una buena arquitectura estúpida. Un edificio en cuyo interior la gente muere de calor, por más elegante que sea será un fracaso. La preocupación por la sostenibilidad delata mediocridad. No se puede aplaudir un edificio porque sea sostenible. Sería como aplaudirlo porque se aguanta».
Permíteme que parafrasee a Souto de Moura. En pleno siglo XXI, la preocupación por la accesibilidad en arquitectura delata mediocridad. La buena arquitectura y el buen diseño llevan implícito ser accesibles, y no solo accesibles sino también usables —nótese la itálica.
Cuando diseñamos y acometemos un proyecto de forma global, hay dos conceptos que contemplamos y solemos abordar de forma conjunta:
- Accesibilidad.
- Usabilidad.
La Wikipedia define accesibilidad como «el grado en el que todas las personas pueden utilizar un objeto, visitar un lugar o acceder a un servicio». Si bien la accesibilidad tiene carácter universal, debe prestar especial atención a las personas con alguna discapacidad técnica, cognitiva o física.
La accesibilidad es un derecho y la usabilidad una mejora. Javier Romañach
Hacía notar anteriormente el tipo de letra itálica al citar la usabilidad, y es que aunque parezca mentira, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) no contempla todavía este término. Buceando en la web hemos encontrado alguna definición:
«Usabilidad es la cualidad que tiene un algo de ser usado con facilidad para el fin al que ha sido destinado». Fuente: Glosario de artes gráficas, diseño y afines.
«Usabilidad es la eficacia, eficiencia y satisfacción con la que un producto permite alcanzar objetivos específicos a usuarios específicos en un contexto de uso específico». Fuente: Norma ISO 9241.
A diferencia de la accesibilidad, la usabilidad, como atributo de calidad que es, no tiene carácter universal sino que está dirigida a un público concreto.
La usabilidad tiene que ver pues con la facilidad de uso. Un diseño puede ser perfectamente accesible y sin embargo no ser usable. Y esto sucede muchas veces en arquitectura, y en cualquier tipo de diseño, porque se entiende la arquitectura para discapacitados como una burda etiqueta comercial que solo ha de cumplir con un simple trámite normativo, es decir, con una serie de características técnicas de obligado cumplimiento.
El diseño de la imagen superior es un magnífico ejemplo de usabilidad. In & Out Door es un sistema de apertura de puertas diseñado por el coreano Jeon Hwan Soo que resuelve inteligentemente aquello que a todos nos ha ocurrido alguna vez, empujar una puerta cuando habría que tirar, o viceversa. En este caso, el diseño resuelve un problema evidente comunicando la función del objeto a través de la forma.
De alguna manera discapacitados somos todos. No solo es discapacitado físico una persona que va en silla de ruedas, también lo es una persona de talla menor que la media, o mayor. Una persona de visibilidad reducida, una persona con un solo brazo, o incluso personas con una discapacidad transitoria, con muletas por ejemplo, o con algún tipo de inmovilización… Además debemos tener en cuenta otro tipo de discapacidades como son las cognitivas o intelectuales y que en ocasiones también olvidamos. Todo esto hay que contemplarlo y en la medida posible resolverlo.
En general, la accesibilidad como filosofía debe ser inherente al diseño, y la usabilidad hará que el diseño tienda a bueno. [Retuitear esta frase].
Imagen: Yanko Design.
Bueno, se puede debatir aquí intensamente.
Creo que las palabras de Souto de Moura son un elogio a la buena arquitectura, pero… ¿Qué es buena arquitectura? Creo que es muy soberbio por su parte desacreditar esos movimientos que tratan de poner el acento en una cuestión concreta que entienden mejorable, sin perjuicio del resto del edificio. Son una especialización, un paso adelante en ciertos campos.
En las últimas décadas hemos hecho edificios en los que uno se moría de calor, o eran inaccesibles, o consumían mucha energía, o utilizaban materiales muy contaminantes… De ahí que esas etiquetas cobren sentido y no sean despreciables. Es más, hoy son más necesarias que nunca.
Buena arquitectura, no hay mucha (proporcionalmente hablando) con todo lo que se ha construido últimamente. En general, se ha perdido el buen hacer en pos de la estética, y el papel cuché del diseño ha ensalzado obras y autores que por fin se están destapando (¿os suena un trencadís que se cae a trozos?).
Resumo: cuando salen ciertas etiquetas, es porque se demanda, por parte de la socieda. Hay que ver si está justificada su aparición o no antes de lanzar un juicio tan duro como «malos arquitectos».
No creo que Souto de Moura desprenda la más mínima soberbia con sus palabras a este respecto. Creo que lo único que hace, al igual que tú en el comentario y yo en el post, es llamar la atención sobre la mala arquitectura que se ha venido desarrollando en los últimos años.
Si esas ‘nuevas etiquetas’ sirven para poner énfasis en una necesidad, como la sostenibilidad, la accesibilidad o la usabilidad, que deben ser inherentes al diseño, me parece bien; si simplemente sirven para vender una ‘buena arquitectura’ opino lo mismo que Moura, la mala arquitectura, o la ‘arquitectura estúpida’ no existe, no es arquitectura, por tanto lo único que necesitamos es arquitectura.
En realidad no deja de ser un juego de palabras, lo único importante es entender la necesidad e ‘inherencia’ de accesibilidad y usabilidad en el diseño.
Gracias por tu comentario. Saludos.