Mente inquieta, pensamiento anárquico, curiosidad infinita, dibujar con la mente en blanco, condicionarlo todo, desterrar las verdades absolutas… Qué habría sido de nosotros si Galileo no hubiera tenido dudas, si Henry Ford no hubiera condicionado la funcionalidad del coche de caballos, si Adrià no hubiera deconstruido la tortilla o si Steve Jobs no se hubiera re-imaginado el presente.
Si hablamos de ausencia de estilo en INteriorismo obligatoriamente hemos de plantearnos, replantearnos, en cada proyecto, un reinicio conceptual. Esto sería ideal, pero lo que aquí planteamos es otra cosa, no la conveniencia sino la posibilidad. ¿Es utópico creer que podemos desnudarnos mentalmente en cada proyecto? ¿Es posible carecer de estilo en interiorismo? Podríamos extender la pregunta a cualquier rama del diseño.
Te cuento un secreto. Estamos trabajando en el proyecto más personal y especial que nos hayan encargado nunca, por el momento no puedo decir más, lo entenderás cuando lo veas. El caso es que estamos buscando herramientas que nos permitan desterrar creencias, olvidar deseos subconscientes, replantearnos viejas idealizaciones. Pero llegado el momento siempre acabamos en un mismo lugar. Cualquier solución contiene información y por ende, lo queramos o no, adolece de estilo.
Me gustaría que participaras en este artículo y expusieras tu postura en los comentarios (más abajo), me serían de gran ayuda. Me planteo las preguntas pero de momento no tengo respuesta clara. Sigamos…
Quizá la carencia de estilo tenga que ver con la desnudez absoluta, conceptual, física, mental… Hace unos días Fernando Gallardo, analista de tendencias y crítico de hoteles del diario El País, planteaba en una de sus charlas que el mayor impedimento para la innovación son los protocolos, información previa que coarta la libertad creativa. Los protocolos, según Gallardo, nos anclan en la antigüedad, y —esto es de cosecha propia— nos imponen cierto estilo.
Te propongo un juego. Observa las siguientes imágenes con detenimiento.
Son retratos del venerado fotógrafo alemán Thomas Ruff. Ruff retrata de la forma más aséptica posible, despersonalizando, si cabe, a las personas, de forma que estas se conviertan en cosas. Rostros fríos, sin fondo, congelados, de frente, como en una foto de carné. Cero información. Pero… ¿consiguen estos retratos, a priori carentes de información, no transmitir un estilo? ¿No es este tipo de retrato un estilo en sí mismo? Afinemos un poquito más, ¿no es la ausencia de estilo un estilo en sí mismo? Ruff cuenta con infinidad de seguidores/imitadores, quizá esto aporte cierta luz a la cuestión.
Por cierto, entre las fotografías se encuentra un retrato del propio Ruff (arriba, tercero por la derecha). ¿Eres capaz, en este instante, de mantener tu mente en blanco cuando lo observas? Seguro que no. No es bueno ni malo. Pero ahora mismo si fueras fotógrafo estarías condicionado a la hora de retratar.
Me obsesiona que nuestros trabajos no se reconozcan como nuestros. Que carezcan de estilo, solo así podrían estar dotados de personalidad propia.
Odiamos las etiquetas, escuelas o modas y huimos de cualquier tipo de atributo inmóvil, genérico o absoluto. Por el contrario amamos los espacios con personalidad, atemporales, inclasificables… aquellos que nacen de un folio en blanco de verdad. No un blanco roto.
Es improbable alcanzar este estatus cuando te enfrentas a un proceso creativo condicionado por una estética, por un ego creativo —muy común en esta profesión— o cualquier otro aspecto que interfiera en el proceso en su fase embrionaria. Un diseñador debe enfrentarse a la problemática del diseño totalmente desnudo, virgen y sin artificios. Pero insisto, ¿es posible?
La razón por la cual tienes un estilo de diseño es la razón por la cual no has resuelto el problema del diseño. Charles Eames.
Es fácil entender que la frase de Eames en una de nuestras citas de cabecera.
Pues bien, para el proyecto en particular del que te hablaba son muchas las preguntas que nos hemos planteado ¿Cómo sería un espacio carente de estilo? ¿Es posible diseñar un volumen sin connotaciones estéticas? ¿Podemos conceptualizar un espacio sin comunicar valor alguno? ¿A qué huelen las nubes?
Por favor, lo de las nubes no me importa, pero para el resto necesito tu ayuda. Dame tu opinión, comenta más abajo o responde con un tuit.
El proyecto está en marcha. Pronto, a la vista de los resultados, podremos avanzar en las conclusiones.
Actualización: aquí está el resultado >> «Querido empresario, esto es INteriorismo»
Las frases del artículo en tuits
¿Existe la ausencia de estilo en interiorismo? http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
La razón x la cual tienes un estilo de diseño es la razón x la cual no has resuelto el problema del diseño. C. Eames http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
Qué sería de ti si Ford no se hubiera cuestionado el coche de caballos o si Adrià no hubiera deconstruido la tortilla http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
El mayor impedimento para la innovación y la creatividad son los protocolos. @fgallardo dixit http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
«Me obsesiona que nuestros trabajos no se reconozcan como nuestros, solo así podrían tener personalidad propia» http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
¿A qué huelen las nubes? http://t.co/gSTKj937NH
— Iván Cotado (@ivancotado) junio 4, 2015
Yo creo que es imposible no dotar a un espacio de estilo propio, porque, ¿no es nuestro trabajo crear un espacio diferente, original, para un fin en concreto? Y, si es así, ¿cómo no va a tener «un estilo propio» si todas las ideas salen de nuestra propia cabeza? Cada persona es diferente por lo que ha vivido, por lo que piensa, sus creencias, y sobretodo sus gustos, que por mucho que no queramos siempre están ahi…entonces por mucho que hagamos un proyecto para un cliente, con sus necesidades, sus gustos también, sus preferencias, sus condiciones…siempre vamos a poner algo de nuestra parte, que seguro alguien lo haría de forma diferente.
También es cierto que cada proyecto es diferente y podemos tener obras muy diversas, pero seguro que analizándolas encontramos similitudes, ya que todas han salido de nuestra cabezota.
Por cierto me encanta tu blog, tus reflexiones y sobretodo tus trabajos! Un saludo!
Hola Miriam, y gracias por tus calurosas palabras acerca de blog y trabajos.
Por lo que leo, gana por goleada el NO. Pero parece que todos buscamos el SÍ, es decir diseñar sin estilo. En este caso, ¿no dice esto bien poco de nosotros? Queremos algo pero no lo logramos.
Un saludo Miriam.
Que fácil es leerte, pero que complejo responderte! A título personal te diré que no me gusta etiquetar con estilos los proyectos, pero como te digo: es un tema personal… Creo que para el bien del proyecto y para sacarle todo el partido, éste debe empezar desde cero, sin condicionantes de estilo. Y ahora que escribo ésto ( y perdonad si alguien se siente ofendido) creo también que el «estilo» a veces lleva consigo ciertas connotaciones negativas. Me explico, cualquier proyecto debe empezar con un buen análisi y con una buena base conceptual.. entonces, si elegimos de buenas a primeras un estilo, nos estamos cerrando muchas puertas. Pero que paradójico, verdad? aunque no sea partidaria de los denominados «estilos» en interiorismo, si que afirmo que cualquier espacio creado por un diseñador acaba teniendo un estilo propio. Pero es después -y no antes; del proceso de diseño. Ésto me recuerda quizás (y disculpadme por segunda vez, si alguien se siente ofendido) que en cuestión de estilos también está la diferencia entre decorador y diseñador de interiores. Pero éste ya es otro tema…
Gracias por pasarte Laia.
Si no te he entendido mal, corrígeme si me equivoco, dices que «cualquier espacio creado por un diseñador acaba teniendo un estilo». Entonces, en respuesta a la pregunta de cabecera, NO es posible diseñar sin estilo.
Lo que sí me ha quedado claro es que el «decorador» no tiene estilo ni na ;-P
Un saludo.
Me has entendido perfectamente. Pero, porque en lugar de hablar de estilo en un espacio creado por un diseñador, no hablamos de espacio con identidad propia? Creo que estoy cogiendo una especial manía a la palabra estilo..
Pues ya somos dos Laia. Lo que pasa es que no es lo mismo «estilo» que «identidad propia». En mi caso pretendo lo segundo y huyo de lo primero.
Bajo mi punto de vista lo importante y esencial que un espacio responda a la
personalidad de la «marca» potenciando su posicionamiento. Por tanto
yo opto por el papel en blanco impoluto. Cierto es que finalmente somos
nosotros, una persona, que realizamos el proyecto, así que siempre habrá una
parte que se verá influida, aunque sea simplemente en resoluciones
constructivas del proyecto. Es muy probable que haya «nuestra modo de
hacer» impreso en el proyecto, lo importante es que no se note, que no
tenga protagonismo. Creo que hay partes que somos capaces de obviar (al menos, quien se identifique con mi modo de pensar), aquellas que nos conduzcan a seguir las reglas sin replanteárnoslas. Al final el diseño «soluciona un
problema» y cada problema tiene su propia solución, por tanto, un espacio
debe ser único. Lo importante para mí es que sea COHERENTE, una palabra muy importante para mi en el proceso de diseño. Coherente con lo que se quiere
comunicar, porque no olvidemos que un espacio comercial es una potentísima
herramienta de marketing, aquel espacio donde el cliente interactúa usando
todos sus sentidos, y por tanto con el que se emociona y reacciona.
Un saludo a tod@s
Gracias por pasarte María y por tu, pienso, acertado comentario. Aunque, teniendo todo esto claro, si nos lees sabrás que es así, la pregunta no era esa.
Yo tengo claro que ese es el camino ideal. Pero la pregunta es… ¿es posible? Y en caso afirmativo, ¿cómo?
Un saludo María.
Cierto Ivan…me he ido un poco por las ramas… hace poco que te sigo y lo hago pq comparto plenamente lo que hasta el momento he leído, es todo aquello que yo insisto en transmitir y tu lo explicas muy muy bien. Por cierto, también he estado leyendo el libro LAS CLAVES DEL RETAIL, conozco a otro de los participantes y me parece una muy buena lectura, aprovecho para recomendarlo a quien no lo haya leído aun.
En fin,dando mi opinión a la cuestión…. yo creo, a priori, que es posible diseñar sin estilo, entendiendo éste como (según la Wikipedia) el «conjunto de caracteres que relacionan…(algo)», en todo caso dejaremos algo de nuestro «estilo propio» porque éste será, según la definición anterior un «conjunto de caracteres que relacionan…» y acabo yo… nuestros proyectos y que vendrá dado por nuestras experiencias, etc.. Es decir, el estilo de nuestros proyectos y no el estilo de nuestro proyecto con otros, aunque siempre pueden haber coincidencias y similitudes. En todo caso, el ponerle el nombre de un «estilo», quien se lo quiera poner, deberá ser posterior al proceso de diseño, y no condicionarnos. Al final, para organizar y recordar las cosas, creo que siempre acabamos «etiquetando», unimos para simplificar y recordar. Es como la «Ley de pregnancia o forma buena» de la Gestalt.
Es decir, al final, aunque tú no lo etiquetes, alguien lo hará, quizás lo importante es que etiqueten el espacio como nosotros queremos que lo etiqueten, de manera que esté en linea con el posicionamiento de la marca.
La verdad es que cuanto más lo pienso más lejos tengo la respuesta.
Saludos y gracias por hacer entender con tus artículos en qué consiste nuestra profesión… que va más allá de la estética y de hacer simplemente «una tienda bonita». Gracias.
Gracias a ti María, y gracias también por tus palabras sobre «Claves del retail», pronto podremos contar algo más sobre esto… (hasta aquí puedo leer).
Por lo demás, seguiremos diseñando y buscando respuestas. Para mi la situación ideal sería partir siempre de cero, del «folio en blanco de verdad» que decía el artículo, pero ciertamente lo veo complicado.
Cuando podamos enseñaros en proyecto ya me diréis.
Un saludo.
Personalmente creo prácticamente imposible llegar a obtener la ausencia de estilo al que aspiráis. Yo trabajo básicamente en Menorca, isla muchas veces lejos de cualquier corriente estilística y por ello con un estilo propio marcado. Veo mas fácil poder vislumbrar una ausencia de estilo combinando multitud de estilos a la vez que intentar carecer de él… un placer leerte.
Aunque el lienzo sea «blanco impoluto» la mano que romperá ese vacío siempre estará condicionada por la formación, la experiencia, los gustos personales… y cada
individuo es único por lo tanto siempre habrá un estilo propio en cada cosa que
toque. Ya sea un gran diseñador o un chimpancé con un lápiz.
Gracias Mariano. Parece que esta postura es la que impera. Pero como he dicho en algún otro comentario, ¿no crees que nos deja en mal lugar como interioristas?
Buenas noches lo primero. Soy compañero de faena…y lo que nos planteas aquí es un reto utópico ya que somos víctimas si o si de recortes que conforman un estilo propio (nuestro estilo collage). A pesar de ello creo que para poder intentar volver aser bebes. Para volver a tener la mente sin ideas sanguijuela. Para ello debemos de partir de otra forma de trabajo.
y probé a no ver el espacio sobre el que tenia que actuar, lo imaginé y dibujé basándome en tres descripciones. La de un anciano, la de un niño y la del propietario. Otro ejercicio fue empezar a crear y desechar ideas que me valían como resultado, otra y otra y otra. ..hasta estar vacíos y poder crear de cero. Es imposible despojarse de toda la información útil y contaminación que forra nuestra cabeza. Un saludo y enhorabuena.
Gracias Pablo, por pasarte y por tu interesante planteamiento. Un anciano, un niño y la propiedad… Para pensarlo.
Buenos días mi nombre es Lander Lopetegui y trabajo de interiorista en San Sebastián. Respecto a la problemática que planteas intentare ser lo mas claro posible. Creo que el estilo está íntimamente ligado a las referencias sean unas u otras. Con lo cual la ausencia de estilo seria aquel que no tiene referencias que no puede catalogarse hoy por hoy pero si en un tiempo. Como se traslada esto al diseño. Buscando materiales acabados que no tengan referencias visuales anteriores. En mi opinión materiales como el Aerogel servirían para dotar a un local de una estética sin estética por su valor aéreo. Por ejemplo el humo tiene estilo? Podemos conquistar el humo? No lo se es una reflexión al aire.
Gracias por vuestros artículos e informaciones que nos ayudan a resolver problemas que tenemos todos.
Un saludo.
P.d. No tengo muy claro si mi exposición ha ayudado en algo.
Gracias por pasarte Lander, claro que tu reflexión ayuda. De hecho llevo un buen rato observando las nubes, por aquello del humo, a ver si aparece la inspiración desnuda, sin implicaciones estéticas, sin estilo…
Sigo trabajando en el proyecto, a ver si pronto podemos ver el resultado y me contáis si nos acercamos a esa desnudez o no.
Un saludo.
Hola. Soy Miguel Angel (arquitecto e interiorista). Pues si, el humo tiene estilo. ¿Que sería una película de terror sin su cementerio envuelto en tinieblas y oscuridad?. Todo, tanto lo que se hace como lo que no se hace comporta un estilo. El espacio y el volumen siendo complementarios se necesitan, es mas no pueden existir uno sin otro. La presencia y la ausencia, recuerdo y olvido,… Todo es necesario, incluso la nada.
Hola Miguel Ángel, te acabo de leer en Linkedin, bienvenido al club de los NO. Insisto en lo que decía en algún comentario, esto nos deja en mal lugar como profesionales ¿no crees?
No. Porque, mas en el interiorismo que en la arquitectura, somos actores interpretando un papel. Un papel consistente en meternos en la piel del cliente, comprenderlo, analizarlo; incluso desmenuzarlo y luego volverlo a recomponer. No, no podemos diseñar sin estilo, e incluso tener un estilo propio porque hemos de encontrar el estilo del cliente, de la marca, de aquel o aquello para el que trabajamos ponerlo en valor y proyectarlo.
Muy bien Miguel Ángel. Releyendo todos los comentarios queda claro. Es imposible.
¿Pero quién dijo que lo imposible no era posible?
Sigamos intentándolo.
Saludos.
Buenos días Iván, y ante todo gracias por los sabrosos contenidos que nos regalas. Me encantan que fomentes el debate, es muy enriquecedor.
¿Es posible diseñar sin estilo? Pues depende de lo que entendamos por estilo.
Si por estilo entendemos, como se decía en un comentario anterior, “el conjunto de caracteres que relacionan algo”, creo firmemente que SI se puede diseñar sin estilo, aunque sea tan difícil como para considerarlo prácticamente imposible. Otros lo han hecho – no creo que sea necesario hacer una relación de creadores que consiguieron en su momento la originalidad absoluta. Esto no significa que sus creaciones, absolutamente originales, no bebieran de conceptos ya conocidos. Ni los genios de la creación ni nosotros, pobres mortales al servicio de nuestros clientes, podemos pretender hacer otra cosa que combinar porciones de información de las que ya disponíamos antes. Nuestra cabeza crea combinando, de manera más o menos original, porciones de información pre-existentes. No somos capaces de construir desde la nada.
Ahora bien, si por estilo entendemos “información”, “estética”, “mensaje”, entonces NO, no podemos diseñar sin estilo. Para empezar porque ya se intentó hace casi 100 años. La base teórica y filosófica del racionalismo más primitivo era precisamente esa: función sin estilo. Y mira tú si creó estilo…Para continuar, porque si al diseño más desnudo que podamos concebir le arrancamos también su función, para terminar de despojarlo de influencias, llegaríamos a una especie de arte puro e informe que dejaría de ser diseño. Creo que estaremos todos de acuerdo en que la frontera entre el arte y el diseño se encuentra precisamente en la función.
Por lo tanto, si un diseño “Es”, será “forma + función”, y transmitirá algo, aunque el “algo” sea simplemente “Nada”.
También me gustaría señalar que la búsqueda acérrima de la originalidad coarta la creatividad. Me explico: si nada de lo conocido nos vale por no ser nuevo u original, nos vamos a dar de bruces contra un muro una y otra vez, y terminaremos perdiendo el entusiasmo. Cervantes no necesitó inventar palabras originales para escribir El Quijote, combinó las existentes de una forma nueva. Creo que la variedad de tecnologías y materiales de la que disponemos en la actualidad da para combinar hasta el infinito sin repetirnos, y sin perder originalidad por el hecho de emplear técnicas conocidas. Como decía al principio solo somos capaces de combinar. No está a nuestro alcance crear desde la nada.
En otro orden de cosas, siempre que nos aceche la necesidad de ser puramente originales debemos sopesar si de verdad nuestro cliente lo necesita o si es puro ego, necesidad de reconocimiento o auto-complaciencia. Pensemos y sopesemos: ¿Que la solución ya se haya adoptado antes perjudica en algo al proyecto? O lo que es lo mismo, siendo más gráfico: ¿Si recupero y re-interpreto una buena idea del techo de un bar escandinavo de los 80 y la aplico a un proyecto actual de una tienda en Madrid, estoy perjudicando a mi cliente por el hecho de no ser 100% original? ¿Si la solución es la idónea, es peor porque ya se haya hecho antes? Si es verdad que trabajamos por y para nuestro cliente, tendremos que preguntarnos si nuestro miedo a repetirnos no viene realmente alimentado por un ego siempre insatisfecho.
Gracias otra vez.
Gracias a ti Carlos Rubio, tus palabras me han hecho pensar. Y no puedo sino estar de acuerdo contigo hasta en la última coma.
Mi reflexión era quizá mucho más simple que la tuya. A mi entender, y veo que te ocurre lo mismo, claro que no tiene nada de malo recuperar y re-interpretar «una buena idea del techo de un bar escandinavo de los 80» y aplicarla «a un proyecto actual de una tienda en Madrid». Entiendo que no perjudicaría a mi cliente en nada sino todo lo contrario, ya que estaría utilizando una solución «testada».
Pero ¿tiene similar validez tirar de clichés y diseñar hoy día una heladería -otra más- réplica de Smöoy o de Llao Llao por mucho que otras hayan funcionado? ¿O tendría más sentido replantearse completamente el mundo de las heladerías y, quizá -por ejemplo- cometer el sacrilegio de pintar una de negro?
En cualquier caso gracias por pasarte Carlos y por forzarnos a una vuelta de tuerca más.
Saludos.
Buenos días Iván, me atrevo a opinar sobre tu artículo aún sin ser una experta en el campo por entender que se trata de una mera opinión y como tal, sin ninguna importancia trascendental.
No creo que exista la ausencia de estilo en nada, puede existir más o menos gusto a la hora de realizar cualquier tipo de trabajo, pero éste siempre reflejará un estilo propio del autor. Lo que sí puede ocurrir es que el estilo cambie con los años, las experiencias e incluso con la inspiración del proyecto en concreto, pero ese cambio en sí forma parte del estilo propio también.
No creo que eso sea algo malo, ¿por qué habría de serlo?. Tener un estilo no implica no poder adaptarte a cualquier proyecto y cuando te elijen para uno es esa capacidad la que buscan.
Aunque mi opinión no te aporte rigurosidad en conocimientos espero que por lo menos haya sido amena en su lectura. Un saludo
Hola Beatriz, gracias por tu aporte.
No te preocupes por la «rigurosidad», aquí, y en todos lados, es relativa, como el estilo.
En estos momentos no tengo del todo claro si tener estilo es bueno o malo. Si matizamos un poco más, casi me inclino a pensar que la posibilidad de despojarse, o no, del estilo, es lo bueno. Más que tener o no tener estilo.
En cualquier caso después del verano os mostraré el proyecto que ha generado este debate. Y comprenderéis mejor el porqué de la pregunta.
Un saludo y gracias por pasarte Beatriz.
Yo no puedo aportar mucho a la discusión, o ¿tal ves me auto saboteo?, pero siento que uno no puede dejar de tener un estilo a menos que no tener estilo sea tu estilo, pero esto ya es tener un estilo nuevamente como bien comentabas, siento que todo va de acuerdo a la función de lo que se hace, yo no soy diseñador que quede claro, si al cliente le sirve, como mencionaban en otro comentario, pintar la paleteria de negro, eso sera lo correcto, en caso contrario simplemente no era el lugar para que eso tuviera una funcion, y antes de empezar a divagar, en resumen pienso que la ausencia de estilo es imposible, puede ser una calca o un estilo muy personal pero siempre hay estilo, hasta cuando no
soy arquitecto e interiorista, no tengo la experiencia como tu ,pero me gusta analizar cada lugar, cada foto y persona, todo es estilo , algunos mas saturados que otros , algunos son mezclas y otros son puros , pero ya sea el estilo que sea, yo opino que no importa , siempre y cuando esa emocion sencorial sea llenada en todo aspecto con relacion a la identidad de marca o sin ella .
nos da miedo enfrentar lo nuevo y romper reglas pero todo el tiempo lo hacemos .
Gracias por tu aporte Mauricio. Mientras rompamos reglas bien vamos 😉
Buenas tardes. Ha pasado mucho tiempo y seguramente ya no tenga sentido, pero me ha gustado mucho el artículo, porque además me identifico un poco con el planteamiento. Como estudiante de Diseño Interior nos proponen muchos proyectos distintos, y siempre he defendido que cada proyecto es único, y debe ser afrontado sin ideas preconcebidas, cuestionando siempre el por qué de las cosas, ya que bajo mi punto de vista, lo que busco es un resultado, algo que me sorprenda, que funcione y emocione, y solo mediante un reset total se puede conseguir. Y no me importa si en el camino no me define un estilo, porque tampoco quiero ser encasillado, quiero crear para mi cliente, no para mi. Tengo mis preferencias como cualquier otro, y mi estilo, que se refleja en mi mismo y en mi hogar, pero espero poder crear para los demás, más que para mi. No será fácil supongo, sobre todo porque resulta complejo proyectar algo que no te resulte bonito o que no te identifique, pero es que ni busco lo fácil, ni creo que esta profesión sea para quien lo busque. En este sentido me parece imprescindible empatizar, ya sea con el cliente, o con el propio proyecto y su razón de ser, para que solo sus condicionantes guíen cada decisión del proyecto.
Voy a seguir más detenidamente el blog, a ver si para la próxima estoy mas a tiempo. Enhorabuena por el trabajo.
Hola, buenos dias, un amigo me direccionó a este artículo talvés sea tarde pero quisiera aportar con un comentario personal y dictado en aulas de clases. Pienso que segun metodologías de diseño desde Munari hasta 101 metodos de diseño dentro del Design Thinking coinciden en algun momento en reflexionar sobre productos homólogos o referentes de diseño en los cuales se analizan desde una vision interiorista (en este caso).
No olvidemos que tambien el concepto y partida de diseño es un particular importante en cada metodología.
Por ende si tomamos el caso de estudio y bases conceptuales nos encontramos con ejemplos que van desde la estetica (el referente de diseño) hasta formas (bases conceptuales y partida de diseño) de manera conciente y lo referenciamos en nuestro proyecto da como resultado una praxis referente — concepto la cual aterriza en un estilo propio del proyectista.
Saludos
Andrés
Cuenca Ecuador
Hola Andrés, gracias por pasarte.
Nunca es tarde 😉
Como habrás visto, tanto por los comentarios anteriores, como por el post (posterior) que dio origen a este planteamiento, pienso que todos lo tenemos claro. No es posible evitar el estilo propio. Sin embargo sí es posible, y recomendable, tratar de hacerlo. Quizá sea el intento, la forma de encarar el comienzo de todo proceso, la que marca el resultado final.
Un saludo desde España, Andrés.
muy muy bueno ivan te sigo desde argentina hace bastante tiempo.
Gracias Josefina.
Estamos en el 2021…..en mi caso pienso que si existe una ausencia de estilo…..que tambien puede convertirse en un estilo .Viste cuando te una amiga te dice.. no es parecido al anterior ..ya tiene que ver otras situaciones ..Hoy despues de la pandemia, creo que tendriamos, que conversar desde otro lugare. FUE UN PLACER .. GRACIAS